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A mi primer cliente

Actualizado: 1 sept 2020

"Vendrán días en que el peso que hoy te abruma se hará liviano. Vendrán días en que ese peso ya no será carga sino bagaje."

Vendrán días. Manolo García


Esto empezó así: una carta de despido en parte deseada, cuatro meses de prestación de desempleo y un logo en el que las piezas encajan a modo de Tetris. Así fue el paso definitivo para dejar atrás contratos mal pagados y techos demasiado bajos a mi modo de ver. Así comenzó Youwork.


No recuerdo si fuiste tú, amiga desde la infancia, sentada en mi sofá tomando un té, contándome que estabas un poco harta de hacer la trimestral del IVA sola; o si fuiste tú, amigo también de toda la vida, charlando sobre tu web y del siguiente paso que debías dar. De lo que estoy segura y no puedo olvidar es que mi primer cliente surgió de la amistad. Después se sumó algún antiguo jefe que no veía mal retomar relaciones profesionales y confiar en mí aquella empresa de poco volumen. Así se conformó la primera red de clientes y, en cuestión de algunos meses, llegaron las siguientes recomendaciones.


Dibujar un árbol genealógico de la clientela de Youwork sería un ejercicio bastante divertido. Intentaré ser breve: las primeras traductoras freelance que contaron con mis servicios me introdujeron en el número trece de la calle Rioja, dónde me citó el presidente de Sevilla UP, Jaime Aranda (tengo que reconocer que ha sido la visita que más nervios me ha producido en todo este tiempo, Jaime imponía). Allí mismo conocí a la maravillosa Teresa Suárez con la que, para romper el hielo, compartí un café y una buena conversación que siempre recordamos con cariño. De la mano de Teresa llegó Patricia Márquez de Patronista Flamenca, trabajadora incansable donde las haya. Y del mismo co-working vinieron, entre otros, Elisa Breuer del proyecto Be+Sports; los chicos de los chatbots, que a su vez me brindaron la oportunidad de conocer a María y José María del proyecto OpenTherapi, que daba sus primeros pasos en el Programa Minerva. Y así sumaron y siguieron las buenas referencias.


Mientras el círculo de clientes seguía ampliándose a buen ritmo en Sevilla, Youwork comenzó a crecer en Madrid gracias a las recomendaciones de Alejandro Rodríguez, y con él llegó la corriente más creativa de clientes, todos profesionales de sectores del estilismo, la fotografía, la moda y más recientemente de la música. Igual pasó en Barcelona, de la mano de Pablo Salvaje llegaron, entre otras, emprendedoras con propuestas tan atractivas como la de Consell 81.


Y podría seguir dibujando ramas de este árbol hasta llegar al día de hoy, pero me extendería más allá del número de palabras que tenía como límite. Esta entrada se la dedico a todos mis primeros clientes, que en su gran mayoría llevan desde sus inicios confiando sus obligaciones fiscales y laborales en Youwork, dejándose aconsejar por la que escribe en los momentos de toma de decisiones importantes en sus negocios, y haciendo crecer este proyecto gracias a recomendaciones que valen un Potosí.


Todos son valiosos, no hay distinción, porque cada una de las personas que confían en tu empresa representa un reto y una oportunidad para crecer como profesional, para dar lo mejor de ti de la mejor forma posible. Conseguir ese primer cliente no es tan difícil, lo dice una servidora, que no heredó despacho ni tuvo padrino en un sector en el que una mesa grande de caoba es sello de distinción. Lo realmente difícil es definir tu servicio, la forma en que lo vas a prestar, escuchar y mejorar cada día para que sigan confiando en tu propuesta.


PD:

Gracias a Micael Soto de Teachify por dar los buenos días con tanta energía.

También a la primera podóloga cliente de Youwork y tod@s l@s que le han seguido.

Quería dar las gracias también a los que no pudieron continuar sus proyectos, hay otros a la vuelta de la esquina.

Y ya está, chin pón.




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